5/8/09

II. La ilusión viaja en tranvía

Nada más comenzar se establece el tono de la película, con esa importancia ya mencionada del lenguaje. Diálogos, interpretaciones, y un humor situacional, juegan al servicio de la comicidad como clara opción metodológica. En el minuto tres, los protagonistas son presentados mientras reparan el tranvía. Tobías casi es atropellado por su compañero Juan, estableciéndose un diálogo a tres junto al encargado.

Encargado (a Tobías).- Otra vez, ¿cuántas veces les he dicho que no se metan aquí?. Pero ustedes son necios, son capaces de matar una mula a pellizcos.


En ese momento el tranvía se abalanza sobre Tobías que se agacha en el foso para no ser atropellado. Al levantarse grita a su compañero Juan que conduce el transporte.

Tobías.- ¡Ya estuvo suave tú!.

Encargado.- Oye, ¿qué le pasa a ese, se ha vuelto loco?

Tobías.- Por poco me vuela la cabeza.

Encargado.- A mi ya me está cayendo gordo.

El tranvía retrocede de nuevo sobre ellos que, al grito de ¡cuidado!, se apartan bruscamente para evitar ser atropellados. Juan desciende del vehículo sonriente, con una llave inglesa y ajeno al peligro de su maniobra.

Encargado.- Ya estás bastante grandulón para jugar al trenecito.

Juan.- A poco es juegos los que usted hace para ganarse el sustento.

Encargado-. Pero yo no me salgo de mis atribuciones. Si se sienten tan competentes yo dejo mi puesto y ustedes lo toman.

Tobías.- Tampoco maestro, si lo poco que sabemos se lo debemos a usted.

Juan.- La falla estaba en los magnetos y una zapata del conmutador.

Encargado.- No está mal, no está mal. [...}Vamos a avisarle al jefe de taller.

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