1/4/09

II. El crack (J. L. Garci, 1981): “Creí que Alfredo Landa era mi padre”


Hay gente que dice que El crack (y siempre que hablo de El crack me refiero a sus dos partes) ha envejecido, que es una de esas películas que no resiste bien el paso del tiempo. No lo creo. Y, de hecho, estoy convencido de lo contrario. Primero, porque es una buena película de género, esto es, perfectamente integrada dentro del cine policíaco, o dentro de las películas negras, con toda una serie de elementos, tanto formales como de contenido, encaminados a cumplir el arquetipo: desde la fotografía y la iluminación de Manuel Rojas, que ayuda a proporcionar una textura negra a las escenas rodadas en decorados, hasta lo más evidente, que es la historia del duro detective desencantado y desengañado de la vida por culpa de su profesión, o de su profesión por culpa de la vida, que en este caso son lo mismo.

Así que de entrada tenemos una película perfectamente adscrita a un género; y la cosa es que el género nunca envejece; puede pasar de moda, tener sus ciclos con valles más o menos pronunciados, pero nunca envejece, siempre retorna. Sin embargo, gran parte del valor que posee El crack va más allá de una mera inmersión solvente en un determinado género, puesto que radica en su capacidad para, precisamente, hacer del género negro, sin más, sin esfuerzos, sin tener que retorcer nada, algo castizo.

Los planos de las calles y de los edificios de Madrid, de día, de noche, en planos aéreos, a ras de suelo, los bares de carretera, el Frontón Madrid en la calle Jacometrezo, los 127 y los Renault 8 Fasa España que circulan por Alcalá, la Sociedad Española de Precio Único, el lenguaje casi achulapado de algunos de sus personajes, como el Meri o el Cárdenas, buen ejemplo del sinvergüenza desarrapado de los suburbios del Madrid ochentero, las partidas de mus (no comete Garci el error de hacerles jugar al póquer)… Todo esto hace de El crack una película que no es que imite el género, sino que lo asume, que lo asimila y lo digiere dentro de un cronotopo: el Madrid de principios de los ochenta. Leer más ...


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